La calle de Moez es uno de los puntos turísticos más visitados por los turistas, una joya de las antigüedades de la ciudad del Cairo. Basta con caminar sus alrededores para comprender a que debe su importancia. Aunque no se promociona al nivel de maravillas como las pirámides de Guiza o el tesoro de Tutankamón, Al Moez es una de las vías antiguas de la urbe egipcia que mejor conserva su esencia, pese al caos, el ruido y la contaminación que la acompañan. Los últimos trabajos de iluminación y restauración, que han costado unos 2,5 millones de dólares (1,9 millones de euros) pretenden rehabilitar la zona y aumentar el atractivo turístico por la noche, señala a Efe el secretario general del Consejo Superior de Antigüedades de Egipto, Mustafa Amin.
Hemos puesto luces y arreglado las tiendas y casas que dan a la calle para que la gente no piense solo en vivir aquí o tener un negocio, sino que también entienda que es su responsabilidad recibir bien a los extranjeros», afirma. De esta forma, dice, el visitante podrá apreciar a todas horas los elementos de las fachadas y los monumentos en el kilómetro de largo que tiene la calle. Su nombre completo, Al Moez Ledin Alá al Fatimi, se corresponde con el del cuarto califa fatimí y el primero que gobernó Egipto en el siglo X, haciendo de El Cairo la capital de sus dominios. Además de mezquitas como la deslumbrante Al Hakim o la de Al Aqmar, en el entorno perviven singulares edificios como la Casa Al Suheimi o los llamados complejos «Sabil-Kuttab» (fuente y escuela, ideados para proporcionar agua a los sedientos y educación religiosa a los ignorantes).
Los arquitectos no desperdiciaron la ocasión de revestir sus obras con lujosos mármoles, azulejos, maderas o con metales como el cobre. Hasta hoy ha llegado la tradición de los artesanos que trabajan el cobre, que durante largo tiempo fueron la seña de identidad de la calle. Ahora comparten sus talleres con joyerías y tiendas de especias u objetos decorativos, entre otros. «Hay muchos que trabajan en distintos sectores, pero yo me he especializado en los metales antiguos y el cobre», afirma el anticuario Ahmed Yusef, que heredó de su padre la tienda que regenta, fundada hace medio siglo.
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